domingo, 15 de noviembre de 2009



Algo que contar
Estaba sentada detrás de su escritorio, el escritorio daba a la ventana y la ventana daba al mar, desde ahí podía ver claramente la salida del sol y las plantas del balcón.
La ventana estaba entreabierta y ella con papel en mano y la lapicera en su boca no sabía qué contar.
La brisa hacia volar la cortinas dejando entrar una onda tibia, llena de recuerdos.
Entraba el recuerdo de su voz llegando al fondo de su corazón , hasta entonces creía que la vida caminaba por ahí, que el amor era suficiente y que no necesitaba nada más…
Sus manos dibujaban sueños con lapiceras que estrenar, en cuadernos nuevos, entrelazando palabras que la mantenían viva.
El sonido de sus pasos irrumpieron en el lugar, sus miradas enlazaron la ternura y fueron desobedientes y se estrenaron, sin pausas y con ganas… sin usar la razón.
Razón que tiñó el encuentro dejando marcas de carbónico azul, y las desobediencias de la vida pasaron las facturas por cobrar, entonces la vida ya no andaba por ahí; y se dio cuenta en ese instante que sólo el amor no era suficiente, que hacía falta algo más para una historia que contar…
Civetta

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